miércoles, 7 de septiembre de 2016

Recomendación Literaria "Cuando nos hayamos comido el planeta"



Cuando nos hayamos bebido la última gota de agua del último río cristalino, cuando hayamos cortado la última fruta… no nos quedará nada más que el dinero…pero el dinero no se come.

Esta cita pertenece al libro "Cuando nos hayamos comido el planeta” con texto de Alain Serres e ilustraciones de Silvia Bonanni, Ediciones Tecolote. Me gusta porque es una lectura que permite hablar del problema del daño ambiental de manera clara, concisa y lúdica, así como desarrollar actividades que hagan sensibles a los niños y personas adultas de nuestra responsabilidad en este deterioro.

Como dice este libro, nuestras acciones hacen que se derrita el hielo en los polos, que se acaben los peces del mar, el agua limpia, los frutos de la tierra, cada especie animal que tenga pieles para vestirnos y ensuciamos el aire que respiramos; todo a una rapidez que pone en serio riesgo la salud de nuestro planeta.

"Cuando nos hayamos comido el planeta” plantea la metáfora de que ni el dinero ni el oro pueden comprar seres vivos.

O ¿Cuánto dinero necesitamos para volver a la vida una especie de planta que se extinguió? ¿Cuánto cuesta limpiar el aire que se ensució con nuestras actividades cotidianas? Recuérdese la terrible situación de contaminación que vive la gente  de la Ciudad. de México.

Cuando se habla de biodiversidad se habla necesariamente de las causas del agotamiento del planeta. Según cifras de la ONU, en el mundo desaparecen especies y ecosistemas de manera alarmante. Están amenazadas más de seis mil especies de peces, casi once mil de plantas, 340 de aves y más de tres mil de mamíferos.

La especie humana es la única pensante y con raciocinio en el mundo, por eso me parece irónico e irresponsable que nos consideremos ajenos a esta amenaza. No creemos que regar la calle con el chorro de la manguera, tirar la basura en vía pública, dejar correr el agua en la ducha, o la gotera del lavatrastes durante todo el día deterioren a nuestro planeta.

Hablemos sólo de la basura. En México producimos más de cien mil toneladas de basura doméstica diariamente, que se depositan en los rellenos sanitarios. La gestión de los residuos sólidos que contiene se basa en su eliminación precisamente en rellenos sanitarios, tiraderos e incineradores, con el grave impacto ambiental y a la salud que representa.

Y esto sin mencionar lo que sucede con los desechos químicos que se descomponen en los basurones ni de la degradación biológica que en ellos se genera. Pareciera que es un problema escondido y difícil de resolver.

Además ¿Quién no se ha sentido defraudado cuando observa que la basura que separó para ser reciclada va toda junta a un mismo montón en el carro recolector? Imaginen si a este problema agregamos, agua, aire, desertificación, especies amenazadas, entre otros aspectos del deterioro ambiental.

La propuesta es conciliar marcos legales, acuerdos mundiales y campañas temporales, para que las instituciones correspondientes, la industria y la ciudadanía, logren establecer programas de acción y actividades precisas permanentes, que enseñen a reducir, reutilizar y reciclar,  y dar seguimiento, sin cansarse y sin dejar los programas de capacitación a la deriva, dedicando recursos económicos y humanos. Incluyendo sanciones que redunden en acciones positivas para el medio ambiente.

Así, quizá sea posible que la esperanza no sea lo último que nos quede, sino las acciones para conservar en buenas condiciones lo que queda en este planeta, que aún es mucho y valioso.

                                                         Maestra Cecy Carrasco

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